Comunicarse con una persona que sufre depresión no resulta una tarea fácil, y mucho menos convivir con ella. Cuando alguien padece este trastorno nada es como antes, todo cambia a su alrededor. Se trata de una alteración en su estado de ánimo que le mina interiormente y lo transmite en forma de tristeza e indiferencia por todo aquello que le hacía sonreír.
Un problema de todos
En algunas ocasiones no se sabe con certeza el motivo que lleva a una persona a tener depresión. Sin embargo, en la mayoría de los casos viene dada por determinadas circunstancias que hunden a quien la padece y, por ende, a sus seres queridos. Sentir que esa persona a quien tanto aprecian ya no disfruta con lo que antes le encantaba, que ha perdido la sonrisa y el sentido del humor, y que siempre está triste y hundida les lleva a sentir impotencia y desesperación por no poder hacer nada para contribuir a su mejoría y volver a ver y sentir a quien antes tenían al lado.
Pero no solo eso, sino que además la depresión lleva a quienes la padecen a menospreciar a quienes le rodean inconscientemente debido a su irritable carácter. Sin duda, se trata de una complicada enfermedad que puede incluso alejar a las personas debido a los comportamientos que muestran los que se ven acechados por este trastorno. Sin embargo, no debemos dejar al enfermo/a solo/a. En estos casos la empatía es la mejor herramienta, y tenemos que agarrarnos a ella para no alejarnos de quien sufre depresión y cuya enfermedad no le deja mostrar su verdadero yo.
Escucha activa, el primer paso
Imprescindible para la recuperación de los individuos con depresión es escucharlos, lo cual no quiere decir que comprendamos su malestar. Debemos dejar que nos cuenten cómo se sienten en cada momento, aunque no encontremos motivos para que ese sentimiento le atrape y le coma por dentro. Cuando haya expresado su malestar, es importante ofrecerle alternativas para menguar ese sufrimiento e ir logrando que la felicidad y el bienestar regresen a su vida. Ejemplo de ello pueden ser realizar alguna actividad que le guste o simplemente mostrarle tu amor con un simple abrazo. Lo principal es que la soledad no le invada en ningún momento.
Las parejas, los más afectados
Quienes más sufren y mayor carga llevan consigo son las parejas de quienes tienen depresión, pues la constante preocupación por los mismos y hacerse cargo de todo les lleva a sentir demasiado peso a sus espaldas y un gran agotamiento en el día a día. Es necesario que les muestren su apoyo, y aprender a ignorar aquellos comportamientos hacia ellos que no son los más adecuados pero que quien padece el trastorno no lo hace con ninguna intención, sino que el mal que experimentan les lleva a realizarlos. No obstante, la recuperación no depende de ellos, sino de los especialistas. Y es fundamental recurrir a ellos cuanto antes para combatir la enfermedad.
Cómo enfrentarse a la enfermedad
Pese a que la ayuda de un profesional es imprescindible para avanzar, existen algunas pautas en la convivencia para tratar con una persona con depresión. Por ejemplo, debe contribuir en el funcionamiento de la casa, aunque sea un mínimo. Deben repartirse las tareas de forma pactada y siempre ajustándose a la situación que está viviendo. A ello deben unirse otras actividades que puedan hacerle sentir bien, como dar un paseo. Ante todo, en cualquier circunstancia, la obligación nunca debe estar presente.
"Huir" de los problemas
Tener al lado a una persona con depresión puede llevar a generar un sentimiento de culpa por necesitar evadirse, desahogarse o simplemente por sentirse cansados debido a la desesperante situación que viven. No obstante, requerir todas estas cosas es lo más normal.
Lo que nunca debes hacer
Para saber cómo tratar con una persona que tiene depresión hay que tener en cuenta los errores más frecuentes que cometen tanto las parejas como el entorno más próximo del paciente, y que no resultan nada favorecedoras para su recuperación:
- Empatizar en extremo. Como ya se ha mencionado anteriormente, la empatía es un factor muy importante, pero en ocasiones es tal que interrumpe el ritmo de vida de quienes se dedican en cuerpo y alma al enfermo. No debemos dejar que la depresión también nos alcance a nosotros, y aunque no tenemos que ignorar el problema es importante que no nos aislemos del mundo y continuar con nuestra rutina y hábitos, sin dejar de lado nuestras aficiones.
- Mostrarnos agresivos y echarles la culpa. La depresión no es algo que quienes la padecen elijen. Llega a sus vidas sin avisar. Por ello, debemos luchar contra nuestro mal humor y ser conscientes de que el enfado y la falta de comprensión no van a llevarnos a ningún lado. Por ello, debemos dar siempre lo mejor de nosotros de cara a los enfermos.
- Obligar. Jamás tenemos que recurrir a la obligación, pues forzar a que se sienta mejor solo agravará el problema. La motivación es el pilar fundamental y solo en ella nos tenemos que apoyar.
- Incomprensión. Nos siempre logramos entender el comportamiento o los sentimientos del enfermo, pero es importante que nos esforcemos por hacerle sentir que estamos con él/ella. De esta manera evitaremos que se sienta desamparado/a.
- "No eres el/la de antes". Totalmente prohibido queda pronunciar esta frase. Es muy importante que no sienta que ha puesto su vida patas arriba y que ha experimentado un cambio radical. Tenemos que ayudarle a sentir que se trata de una situación temporal y que puede salir adelante. La confianza es el primer factor para vencer la enfermedad.
- Hacer todo por él/ella. Una persona con depresión debe sentirse útil, y por ello no podemos realizar todas las tareas que él/ella no quiere llevar a cabo. Siempre debemos estar dispuestos a ayudar, pero nunca consentir que deje de lado aquellas labores que antes realizaba y que ahora debe seguir haciendo.
- No premiar los pequeños logros. Si toda actividad que realiza es recompensada solo conseguiremos acrecentar el problema ya que el individuo en cuestión no intentará avanzar sino que se mantendrá en la misma línea o incluso retrocederá haciendo aún más complicada la recuperación
Teniendo en cuenta estos consejos, el hecho de tratar con una persona con depresión será un poco más sencillo. Pero puede que esto no sea suficiente. Si esto es así, a ello debemos unirle el seguimiento de un profesional.