En las últimas décadas el término depresión se ha ido popularizando de forma que ahora forma parte de nuestro vocabulario cotidiano. No es raro que al sentirnos melancólicos o tristes usemos la típica expresión de "estoy depre". Sin embargo, la depresión no es eso sino que, como señalan los principales manuales de referencia en psiquiatría y psicología, se trata de un trastorno del estado de ánimo que puede constituir un gran problema para muchas personas.
A día de hoy la depresión es, tras los trastornos de ansiedad, el diagnóstico más común en clínicas de salud mental. Parece mentira que hace solo un par de siglos se considerase un trastorno muy poco frecuente. Sin embargo, los tiempos cambian y esto influye directamente en lo que conocemos como psicopatología.
¿Qué es la depresión?
La depresión se trata de un trastorno caracterizado, normalmente, por un estado de ánimo deprimido o tristeza profunda que se prolonga en el tiempo y afecta de forma significativa a la vida de la persona.
Para el diagnóstico clínico hay dos manuales principales de referencia:
- El manual diagnóstico y estadístico de trastornos mentales (DSM) editado por la Asociación Americana de Psiquiatría (APA).
- La Clasificación internacional de enfermedades mentales (CIE) editada por la Organización Mundial de la Salud (OMS).
Para concretar mejor cuáles son las manifestaciones que definen lo que en la actualidad entendemos como depresión tomaremos de referencia estos dos manuales en sus últimas versiones (DSM-5 y CIE-10).
Síntomas de la depresión
Un episodio depresivo típico se caracteriza por los siguientes síntomas (no teniéndose que dar todos, ni mucho menos en el orden presentado pero sí en una intensidad considerable que interfiera con el día a día de la persona y que no se pueda explicar por otros trastornos o enfermedades médicas comunes):
- Sentimientos persistentes de tristeza, ansiedad y/o vacío.
- Sentimientos de desesperanza y/o pesimismo acerca del futuro.
- Sentimientos de culpa, inutilidad y/o impotencia injustificados.
- Irritabilidad o inquietud persistentes.
- Pérdida de interés en las actividades o hobbies que antes se disfrutaban (incluyendo las relaciones sexuales).
- Falta de energía y fatiga a pesar de no haber hecho nada durante todo el día.
- Problemas de concentración, de memoria (normalmente secundarios a la falta de atención a los detalles) y dificultades en la toma de decisiones.
- Insomnio (normalmente del tipo de despertares tempranos pudiendo aparecer otro tipo o de forma combinada) o hipersomnia (dormir más de lo normal).
- Pérdida o aumento del apetito/peso.
- Pensamientos o intentos suicidas.
- Síntomas físicos: dolor de cabeza, malestar gastrointestinal o problemas digestivos... que normalmente no se alivian con el tratamiento al uso.
¿Qué tipos de depresión hay?
También tomando de referencia los manuales, encontramos diferentes tipos de presentación de este trastorno de la tristeza.
El trastorno depresivo mayor: con diferentes niveles de gravedad. Aparece cuando los síntomas del episodio depresivo se dan más allá de seis meses y se resuelve con la intervención profesional adecuada o, en ocasiones, remite por sí mismo. Puede darse una vez en la vida o repetirse.
La distimia o trastorno depresivo persistente: se trata de una depresión de larga duración (mínimo dos años) en la que no se cumplen todos los síntomas necesarios para diagnosticar un episodio depresivo o estos se cumplen demasiado tiempo como para identificar a la persona en la categoría anterior.
Depresión con síntomas psicóticos: en los casos muy graves pueden darse síntomas como los delirios y alucinaciones que conocemos como característicos de otros trastornos como la esquizofrenia.
Depresión posparto: aparece en mujeres que han dado a luz recientemente y sufren un episodio de tristeza intensa que se inicia dentro del primer mes después del parto. En los últimos años se ha comprobado que es más común de lo que se pensaba.
El trastorno bipolar: este tipo de trastornos de los que, a su vez, hay diferentes tipos, comparten con los trastornos depresivos la presencia del episodio depresivo, sin embargo, se diferencian de estos en que también aparecen otros episodios llamados maniacos o hipomaniacos.
¿A quién afecta más?
La depresión es mucho más común en las mujeres que en los hombres. Casi el doble de mujeres se ven afectadas en comparación con el sexo opuesto. Los factores que se plantean desde las diferentes perspectivas psiquiátricas y psicológicas son variados. Desde factores biológicos u hormonales hasta los psicosociales o culturales. Esta mayor presencia del trastorno en mujeres ha hecho que en la última edición del DSM se incluya el Trastorno disfórico premenstrual que vendría a ser una forma grave de lo que se conoce popularmente como Síndrome premenstrual.
¿Puede darse en los niños y adolescentes?
Sí, de hecho se trata de un trastorno que puede darse en todas las etapas vitales. Desde la infancia a la vejez, aunque su frecuencia varíe notablemente a lo largo del ciclo vital. Lo que también parece variable de una etapa a otra es la presentación de los síntomas pues más que como un estado de ánimo bajo, los niños suelen manifestar su tristeza a través de irritabilidad y agitación o intranquilidad.
Especialmente en la niñez y adolescencia es importante la detección e intervención precoz pues se trata de un potente indicador de predicción de otros trastornos psicopatológicos en la vida adulta.