El amor propio es el mejor amor que existe

El amor propio es el mejor amor que existe... y el más importante. Si tienes amor propio podrás amar a los demás de corazón, si no, es posible que tu amor se convierta en algo más tóxico que real. Aprender a amarte y probarte a ti mismo es una de las cosas más difíciles de hacer, pero más necesarias.

Todos queremos ser amados y sentirnos aceptados, pero muchas veces, pensamos que eso significa que debemos buscar ese amor en otras personas. Cuando buscas amor en fuentes externas, estás permitiendo que te lo quiten... lo que puede hacer que te sientas vacío y roto por dentro cuando eso sucede. En este sentido, resulta primordial buscar el amor en nuestro interior.

Todos queremos ser amados y sentirnos aceptados

Amarte a ti mismo

Amarte a ti mismo requiere tiempo y tener la capacidad de ponerte a ti en prioridad sobre todo lo demás, centrándote en tus deseos y necesidades. Aunque al principio pueda parecer egoísta, después de un tiempo, te darás cuenta de que antes de poder realmente cuidar de los demás, primero debes cuidarte a ti mismo. Esto podría incluir participar en actividades que te hagan feliz o pasar tiempo a solas con tus pensamientos. Incluso podrías practicar diciéndote afirmaciones positivas o leyendo frases que te hagan sentir mejor.

Cuando te quieras a ti mismo, tendrás una vida más satisfactoria a medida que te sientas bien con tus circunstancias y tu capacidad para cambiarlas en cualquier momento. Al hacerlo, puedes difundir esa positividad con las personas que te rodean y animarles a que también tengan amor en sí mismos. Te darás cuenta de que no hay límites para lo que puedes lograr si te lo propones y tomarás decisiones saludables que te garantizarán el logro de tus metas.

Tendrás una vida más feliz

Cuando te quieras a ti mismo aprenderás que tu felicidad no depende de otros, solo de ti mismo. No te importará pasar tiempo solo y te sentirás cómodo en tu vida ahora mismo. Como resultado, eres capaz de amar genuinamente a otras personas y ser feliz por sus éxitos sin sentir celos ni envidias. Cuanto más satisfecho estés de ti mismo, mejor te aceptarán los demás.

No hay una manera "correcta" de amarte más a ti mismo

No hay una manera "correcta" de amarte más a ti mismo. Todo lo que debes hacer es tener un esfuerzo activo para hacerlo y, a partir de ahí, encontrar la forma que más te convenga. No es el "cómo" lo que importa, sino el "por qué".

Por qué el amor propio es el mejor tipo de amor

A continuación vamos a explicarte algunas razones por las que el amor propio es el mejor amor y el más importante en tu vida. Además, descubrirás por qué debes quererte a ti primero antes de centrarte en querer a otras personas.

Conocerte a ti te ayudará a decir "no" cuando debas hacerlo

Cuando te quieres lo suficiente te será más fácil decir no a las personas y las cosas que no se equilibran con tus valores. Te das cuenta de que tu tiempo es valioso y que es mejor gastarlo en hacer las cosas que realmente quieres. Te mantienes firme en todas tus decisiones sin temor a cómo responderán los demás.

Amarte a ti mismo te hace más abierto

Te das espacio para sanar emocionalmente

Amarte a ti mismo te hace más abierto y consciente del proceso de sanación emocional. Llegas a aceptar el hecho de que en la vida te lastimarán, pero eso no significa que el dolor tenga que durar para siempre. Reconoces y aceptas tus emociones negativas y luego las sueltas para que puedas avanzar y disfrutar plenamente de la vida en el presente.

Te comunicarás mejor con los demás

Si te quieres aprenderás a tomarte el tiempo que necesitas para descubrir quién eres y qué quieres en la vida. Una vez que sepas esto, podrás tener conversaciones desde el corazón con cualquier persona. Entiendes que ser sincero sobre cómo te sientes y crees puede mejorar tus relaciones con los demás. Además, si alguien no es capaz de estar dentro de tus valores en cuanto a las relaciones personales, lo alejarás de tu vida sin culpabilidad.

No necesitarás la aprobación de los demás

Cuando realmente te amas a ti mismo, te das cuenta de que la confianza viene de dentro y que nadie te puede hacer sentir tan bien o tan feliz como tú mismo. Es menos probable que te sientas presionado a hacer cosas que no te gusten ni tampoco para que te gusten. Te preocuparás menos por las opiniones de los demás y esto te dará la libertad suficiente para crear tu propio camino y centrarte en tu verdadero yo.

Aprendes a confiar en ti mismo y en tu capacidad para ser grande

Te sentirás más cómodo en los días "malos"

Entiendes que cada día no será el mejor día, donde sientes que puedes conquistar el mundo. Sin embargo, en lugar de revolcarte en la autocompasión, aceptas el estado mental y físico en el que te encuentras. Encuentras luz incluso en los días malos porque sabes que incluso en los momentos difíciles hay una oportunidad de aprender y crecer.

Sabes que siempre podrás contar contigo

Cuando cuentas contigo mismo estarás limitando la cantidad de veces que tienes que depender de los demás, lo que limita la cantidad de veces que pueden fallarte. Aprendes a confiar en ti mismo y en tu capacidad para ser grande, incluso cuando no hay nadie más que te ayude o sea testigo de tu arduo trabajo. Te conviertes en tu propio coaching emocional, animándote a mantenerte motivado y a romper los límites mientras persigues tus sueños.

Tomarás decisiones más saludables

Cuando te pones a ti primero serás capaz de tomar decisiones más saludables porque mejorarán tu calidad de vida. Comerás mejor, dormirás más y harás más ejercicio porque te darás cuenta de lo importante que es tu bienestar físico y mental ser esencial para tu éxito. Cuando te ves mejor, te sientes mejor y cuando te sientes mejor, lo haces mejor.

Serás capaz de perdonar y perdonarte

Aferrarte a los rencores realmente puede mantenerte en una mala posición. Cuando te amas a ti mismo, ves el poder de perdonarte a ti mismo ya los demás por las cosas que ya sucedieron y, por lo tanto, ya no puedes controlar. Eres capaz de aceptar la responsabilidad de tus acciones mientras te liberas de la culpa que te impones por el daño que otros te han causado. Al hacerlo, liberas el control que otros tienen sobre ti.