Casi desde que dio comienzo el año 2020 se repiten una y otra vez a través de todos los medios de difusión posibles las medidas individuales y colectivas que se han de tomar y tener en cuenta en el día a día para evitar contagios de Coronavirus y así intentar ponerle freno (que no fin) a una pandemia mundial que se ha cobrado miles de vidas en todo el mundo y los contagios acumulados superan los 2 millones. Unas nuevas costumbres que nos han convertido en 'Policías del Covid-19', siempre atentos a que nada se salga de la norma en nuestro entorno.
Unas acciones preventivas que hemos adoptado para evitar caer enfermos físicamente, pero que, paradójicamente, nos han hecho ir enfermando psicológicamente a lo largo de los meses. Porque la fatiga, si bien es un síntoma que sufren aquellos que contraen esta temida enfermedad, se está dando cada vez más en personas que evitan contagiarse. Puede parecer irónico, pero es más normal de lo que nos creemos. La problemática es tal que incluso la propia Organización Mundial de la Salud (OMS) le ha dado un nombre: fatiga pandémica.
Esta consiste en "la desmotivación para seguir conductas de protección recomendadas que aparece de forma gradual en el tiempo y que está afectada por diversas emociones, experiencias y percepciones, así como por el contexto social, cultural, estructura y legislativo", define la propia OMS. Esta constante vigilancia desde hace tanto tiempo ha acabado generando en muchas personas el efecto contrario: que empiecen a bajar la guardia porque psicológicamente ya no pueden más.
A este tipo de 'agotamiento' contra la propia enfermedad habría que añadirle también otros factores ajenos a la propia persona que viene derivados también por la propia pandemia. Preocupaciones por la pérdida del empleo, inestabilidad económica, pérdida de algún ser querido, limitaciones en la movilidad tan básicas como salir de casa, la imposibilidad de tener a algunos seres queridos cerca... Todo esto acaba traduciéndose en actitudes, sentimientos y emociones negativas como puede ser el cansancio físico y psicológico, fatiga, irritabilidad, tristeza, ansiedad, nerviosismo... y no solo eso, sino que también puede acabar derivando en comportamientos contrarios a las recomendaciones para prevenir contagios, lo que puede acabar ocasionando no solo un problema de manera individual, sino de mayor magnitud.
Como reducir la fatiga pandémica
Ante esta realidad y mal cada vez más común, los expertos han empezado a establecer una serie de prácticas en el día a día que podrían ayudar a reducir esa fatiga pandémica y sus consecuencias psicológicas.
Normalizar este sentimiento
El primer paso es aceptar qué es lo que no está ocurriendo y reconocernos a nosotros mismos que es totalmente lógico estar así. "Es normal que podamos sentirnos tristes o estresados", reconoce Javier Álvarez Cáceres, psicólogo y especialista en ansiedad, para El País Semanal. La situación que se está atravesando por la pandemia del Coronavirus no está siendo fácil. Por eso, lo primero y más importante es no luchar contra uno mismo y perdonarse por no sentirse de la misma manera que antes de que se declarase la pandemia.
El bienestar psicológico es prioritario
La sociedad aún en pleno siglo XXI tiene muy interiorizado el cuidado del cuerpo a nivel físico, pero no tanto al nivel psíquico. Se reconoce fácilmente un dolor de muscular, se sabe como atajarlo y en con facilidad se acude a un servicio médico para buscar una solución. Algo que no se hace cuando un 'dolor' psicológico, ante el que habría que actuar de la misma manera. Por ello, uno de los primeros consejos siempre es acudir a quien sabe tratar este tipo de dolencias: los psicólogos.
Si bien es cierto, tal y como se mencionaba en el punto anterior, la ayuda de uno mismo también forma parte de la solución. Por ello es de vital importancia que uno mismo también ayude a ese cuidado psicológico en el día a día. Uno de los males mayores a la hora de 'fatiga pandémica' es la incertidumbre del mañana. ¿Cuándo va a terminar esto? ¿Hasta cuando tendré que seguir así? Preguntas que no tienen respuesta y solo generan problemas. Por ello ahora más que nunca es recomendable vivir en el presente, en el hoy, y hacer del propio día algo agradable y relajado.
Descansar psicológico de la pandemia
Con este no queremos decir que nos permitamos vivir como si nada estuviese pasando porque, desgraciadamente, sigue pasando. Pero si que se pueden hacer pequeñas cosas en nuestro día a día que nos evitarán aumentar esa ansiedad, nerviosismo y preocupación por lo que está ocurriendo. Un ejemplo de ello es desconectar temporalmente de las noticias en torno al Coronavirus. No pasa nada por no estar todos los días enterados de lo que está ocurriendo, sobre todo cuando se trata de cosas negativas. Tampoco pasa nada por desconectar de todas aquellas cosas de nuestro entorno en donde el Covid-19 siempre está presente, como es el caso de conversaciones donde todo gira entorno a la enfermedad o sus consecuencias.
Actividades saludables
Haya pandemia o no, los médicos siempre han recomendado que para llevar una vida saludable es importante tener una buena alimentación y realizar de manera recurrente algún ejercicio para mantener en forma. Y este mismo bienestar es una de las mejores formas de contrarrestar la fatiga pandémica. Porque al final, igual que un buen estado psicológico ayuda al que el cuerpo físicamente también lo esté, esto se da también a la inversa.
Tener hobbies
La fatiga pandémica viene ocasionada por todo lo que tiene lugar en nuestra propia cabeza. Pensamientos recurrentes que nos hacen entrar en una espiral infinita; toda nuestra atención focalizada en que nada de lo que ocurra a nuestro alrededor nos pueda poner en peligro; las molestias físicas y psicológicas se acentúan... Y qué mejor forma de poner remedio a esto que ocupando nuestra mente en algo que nos haga desconectar de lo que está ocurriendo. Para ello es también muy importante tener algún tipo de hobbie u actividad agradable a la que poder recurrir cuando sintamos que nuestra cabeza 'va a estallar'. Leer, pintar, ver una serie, una película, hacer ejercicio, limpiar... cualquier acción que nos haga salir de nuestros pensamientos será perfecta para reducir los efectos negativos de esa fatiga pandémica.