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EXPECTATIVAS

El excesivo sentimiento de culpa y sus efectos en la salud mental

El excesivo sentimiento de culpa y sus efectos en la salud mental
Jose Antonio Llosa
Última actualización: 4 Marzo 2018
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La culpa es una emoción normal, que en contextos de alta exigencia y muy individualizados se convierte en origen habitual de todo tipo de trastornos psicológicos.

La culpa es una emoción normal, que no se debe patologizar bajo ninguna circunstancia. Se trata de una emoción inmersa en todo tipo de procesos psicológicos, también en trastornos. Sin embargo, el análisis de la culpa en este artículo persigue contextualizarse con un arraigo psicosocial. Se puede concluir que el sentimiento de culpa es una de las emociones prioritarias en el momento actual a lo largo de sociedades occidentales, ya que la culpa se presenta como la contrapartida de primer orden ante la necesidad de éxito y las expectativas frustradas.

El momento actual, el de un individuo hiperestimulado, se desvela como la imposición de los pensamientos positivos. Sentimientos como la tristeza se han convertido en tabú, indeseables, indeseados y también patologizados. El dogma de la belleza, la felicidad y el éxito es la fuente prioritaria de alteraciones en el curso funcional de la vida de los ciudadanos. Los objetivos de éxito inalcanzables, presentados en "los sueños" como una invención hollywoodiense que se debe perseguir a perpetuidad, nacida para ser eternamente insatisfecha. Así, el desarrollo de trayectorias vitales se rige también bajo la lógica del consumismo: el marketing se ha convertido en arte del generar un deseo insatisfecho, que empuja a consumir servicios o productos de una manera insaciable. Las emociones y las relaciones se afrontan exactamente desde esa misma perspectiva, causando una sensación claustrofóbica en una vida insaciable.

El excesivo consumismo y el individualismo nos hace sentirnos culpables de cosas que no podemos controlarEl excesivo consumismo y el individualismo nos hace sentirnos culpables de cosas que no podemos controlar

El fin es lo imposible

Esta condena de sueños rotos que rige la vida del ciudadano posmoderno se combina con la paradoja del urbanismo: nunca tantas personas vivieron tan juntas y a la vez se han encontrado más separadas. El individualismo se convierte en el rasgo más genuino de la libertad neoliberal que ordena la vida occidental: nociones de libertad colectivistas entienden la libertad encontrada con la dignidad. Dos sujetos solidarios entre sí llegan son más libres al enriquecer la dignidad el uno del otro alcanzando un nivel cualitativamente superior de libertad que dos individuos aislados. La libertad neoliberal se comprende reduciéndose a niveles económicos individuales: en primer lugar es una libertad de producir y consumir, lo que dibuja una manera de ser en el momento actual. Es una libertad individual, que termina donde empieza la del otro, pero nunca tiene interés de colaboración. Los sujetos neoliberales son libres porque son individuales. Esta idea, además de discutida en términos filosóficos, es fundamentalmente patológica en términos psicológicos.

El último elemento con el que la culpa se relaciona es con los estilos atribucionales. En psicología, los estilos atribucionales se refieren a la explicación que la persona da a cualquier acontecimiento que le afecta. Por ejemplo, ante la pérdida de un empleo la persona puede atribuir ese suceso a factores externos: "La empresa va mal", o a factores internos: "Mi trabajo ha sido malo últimamente". Evidentemente, la atribución que la persona desarrolle esté condicionada por las circunstancias observables que giran en torno a esa situación, pero también tiene mucho que ver con la experiencia subjetiva de la persona y sus experiencias previas.

Combinando los elementos expuestos hasta el momento se puede comprender el sentimiento de culpa en términos psicosociales. Nos enfrentamos a un contexto cada vez más individualizado, con personas sometidas a un grado superlativo de excelencia en cualquier ámbito, siempre a fin de lograr para llegar a tener una vida de éxito en realidad inalcanzable. Así, la idea expectativas insatisfechas unida a entornos dados al individualismo suelen dar en conclusión que las personas se culpen de lo que les sucede con mayor tendencia de la deseable.

La culpabilidad de no cumplir las expectativas en el trabajo genera problemas como el burnoutLa culpabilidad de no cumplir las expectativas en el trabajo genera problemas como el burnout

El ejemplo del burnout

Un ejemplo práctico lo encontramos en el burnout o "síndrome de estar quemado en el trabajo". Este fenómeno es uno de los que con más atención ha estudiado la Psicológica del Trabajo en las últimas décadas. Se explica como un fenómeno que surge del estrés crónico vinculado a personas que trabajan en el sector servicios o atención a la comunidad: la relación de estos trabajadores se caracteriza por un agotamiento emocional, despersonalización del otro y baja realización en el trabajo desempeñado, como consecuencia prolongada de encontrarse sin herramientas al alcance para lidiar con un entorno laboral altamente estresante. El burnout tiene como consecuencia un desgaste cognitivo y emocional, que se traduce en apatía, pérdida de ilusión, y también comportamientos de irritación. Se vincula, además, con trastornos psicológicos como la depresión, y también con cuadros de cansancio crónicos.

Lo interesante de todo esto para el caso que nos ocupa es que la culpa juega un papel esencial en la presencia del Burnout, tal y como mostró una investigación reciente de Figueiredo-Ferraz, Grau-Alberola y Gil-Monte en España. En ella se analizó a un conjunto aproximado de 1.000 profesores de enseñanza preuniversitaria. Los profesores son uno de los grupos profesionales más expuestos al fenómeno de burnout, al representar de los sectores profesionales con más presiones externas y a la sometidos a una situación laboral en progresivo empeoramiento: cada vez un mayor número de alumnos por clase, con profesores en situaciones más precarias, y un modelo de enseñanza que mide el éxito del alumnado casi en exclusiva a través de los resultados meramente académicos desatendiendo al función socializadora del aula. Por estos motivos, sólo una pincelada de una larguísima lista que no vienen al caso, la situación de los profesores españoles en la actualidad es comprometida, siendo objeto de estudio de preocupación principal en la Psicología del Trabajo.

La culpa y el entorno de estrés

El burnout se desarrolla a sentimientos de culpa que la persona experimenta por no lograr dar una respuesta adecuada a un entorno de alto estrés, y termina resultando en un fenómeno altamente problemático y prácticamente epidémico en el sector servicios o de atención a la comunidad. Es decir: la alta autoexigencia del trabajador ante un entorno laboral estresante, por tanto genuinamente problemático, termina asociada a sentimientos de culpa, cuando el origen del burnout se encuentra en un entorno laboral de alta exigencia y no en nada propio de la persona que la padece.

Recordemos que la culpa es una emoción normal. Natural. Necesaria. Muy necesaria, de hecho. Sin embargo, los entornos individualizantes convierten a la culpa en protagonista, ya que se vincula a una sensación de fracaso fruto de narrativas sobre la identidad y las expectativas inalcanzables propias de la sociedad de consumo.

Cuando veáis a alguien demasiado sonriente en redes sociales... desconfiad.

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