Para algunas personas una habitación ordenada puede ser relajante, porque es un retiro donde el caos que hay de forma habitual en el mundo, desaparece. Para otras personas una habitación ordenada es demasiado insípida o poco inspiradora. Pero del mismo modo que una persona puede sentir cierta ansiedad en una habitación desordenada, otra, puede encontrar la creatividad que necesita.
Normalmente el desorden se entiende como un defecto a causa de la pereza o la mala organización, ya que parece que si se tiene una habitación desordenada es sinónimo de que una persona también tiene desordenada la mente. El orden es un camino hacia el éxito y parece que el desorden es, un camino hacia todo lo contrario. Pero, ¿qué pasa si eres una persona un poco más desordenada de lo normal? ¿Qué hay detrás de la psicología de una habitación desordenada?
Tu salud mental
Tener una habitación desordenada puede ser el resultado de muchos factores. Puede significar que estás ocupado y tienes poco tiempo para limpiar y organizar. Puede ser una señal de que tienes demasiadas cosas y te sobran algunas cuantas. O puede ser el resultado de tener niños pequeños en la casa que generalmente no están motivados para ordenar las cosas que desordenan.
Pero si su habitación está habitualmente desordenada, ¿dice algo sobre el estado de tu salud mental? En algunos casos, el estado de tu habitación podría estar relacionado con un trastorno psicológico. Las personas con trastorno obsesivo compulsivo, por ejemplo, pueden preocuparse tanto por mantener las cosas limpias que cualquier desorden les causa una gran ansiedad. O sin llegar a tener el trastorno, es propio de personas perfeccionistas. En otros casos, las personas acumulan objetos hasta el punto de que no pueden separarse ni siquiera de los objetos más triviales. Sus hogares se llenan con años y años de artículos inútiles, desde periódicos viejos hasta contenedores de plástico... empezando el síndrome de Diógenes.
Más allá de estas y otras condiciones graves, la psicología detrás de una habitación desordenada puede depender de algunos factores clave: si tener desorden en la habitación es algo anómalo, si es algo que realmente te molesta o si es una señal de algo que te ocurre.
Diferentes tipos de desorden
Desorden normal
Hay personas que el desorden es totalmente normal en sus vidas porque no le dan prioridad a tener todo limpio y organizado, simplemente le dan prioridad a otras cosas como pasar tiempo en familia o realizar otras actividades. En este caso, el desorden es simplemente una situación normal. Si la casa está desordenada y te parece bien, entonces es más una señal de tu personalidad y de tus preferencias.
Desorden que te molesta
Si el desorden te molesta y te enfada entonces es una señal de que tienes que hacer algo al respecto. A veces, un desastre puede ser frustrante, pero descubrir por dónde empezar y cómo abordar el problema puede parecer abrumador. Esto puede significar eliminar algunas cosas, aprender nuevas tácticas organizativas u obtener otros miembros del hogar para ayudar con la limpieza.
El desorden como una señal de depresión
Si normalmente eres una persona ordenada y organizada y de repente todo se desmorona podría ser una señal de que algo está sucediendo en tu vida. Por ejemplo, el desorden a veces puede ser una señal de depresión. Las personas deprimidas a menudo se sienten demasiado fatigadas o sin esperanza para mantenerse al día con las tareas rutinarias del hogar.
La depresión también puede hacer que sea más difícil mantenerse centrado y tener la energía para enderezar una habitación. Si te esfuerzas por permanecer en la tarea, puede ser difícil dedicar el tiempo y la atención que son necesarios para mantener las cosas ordenadas. Entonces, si bien es posible que notes que la habitación está desordenada y tienes intenciones de limpiarla, encontrar la concentración y los niveles de energía necesarios para realizar la tarea puede ser difícil o incluso imposible.
Si crees que esto te ocurre por depresión habla con tu médico para tener un control de la situación, te podrá ayudar a llegar al fondo del asunto y elaborar un plan de acción para abordar el problema.