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CUIDADORA

El desafío psicológico que supone cuidar a una persona con Alzheimer

El desafío psicológico que supone cuidar a una persona con Alzheimer
Noelia Rodríguez Alvarez
Última actualización: 18 Mayo 2018
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La enfermedad de Alzheimer no sólo afecta a la persona que a sufre, sino también a las personas que cuidan de él o ella.

Cuando un familiar cae enfermo lo más habitual es que la gente de su entorno se vuelque en él, se preocupe por cómo hacer que se encuentre mejor y ofrecerle todo lo posible. Cuando se trata de una enfermedad degenerativa y sin cura como es el Alzheimer esa preocupación viene acompañada de un acompañamiento casi constante porque la persona se acaba por convertir en dependiente de otros, sus cuidadores.

En los últimos años, con la profundización en esta enfermedad y otras demencias se ha comprobado como esos cuidadores son los grandes olvidados. Comenzando por ellos mismos, que se olvidan de su salud y se centran en cómo conseguir que la persona con Alzheimer se encuentre en las mejores condiciones posibles. Ese olvido y todo lo que conlleva cuidar a alguien con esta enfermedad puede acabar derivando en una depresión.

Es por ello importante dedicar tiempo y esfuerzos en preocuparse y cuidar a esos cuidadores, para evitar que sufren otras dolencias asociadas con el cuidado de sus familiares con Alzheimer. Estas pueden ser físicas, por el esfuerzo que supone a veces cargar con esas personas, pero sobre todo psicológicas al pasar mucho tiempo con ellas y, en ocasiones, sin valorar su bienestar.

El cuidado de las personas con Alzheimer es generalmente realizado por una persona en solitarioEl cuidado de las personas con Alzheimer es generalmente realizado por una persona en solitario

Un trabajo de 24 horas

Una persona que ha sido diagnosticada con Alzheimer conlleva numerosos cuidados que, a menudo, son prestados por los familiares más cercanos, en especial mujeres. Se trata de un trabajo muy solitario ya que, por lo general, los presta una única persona. Eso hace que dedique muchas horas, por no decir que se pasa todo el día con ella, porque no cuenta con un relevo. Se trata de un trabajo de 24 horas, lo que limita que disfrute de otros aspectos de su vida.

Si ha de acompañar durante todo el día al familiar con Alzheimer su vida acaba limitándose a él, su único universo es esa persona. Puede que no tuviera un trabajo remunerado antes de que se diagnosticara la enfermedad o que tuviera que rechazarlo para cuidar al enfermo, lo que conlleva aún una mayor responsabilidad para con el familiar, incluso que se sienta frustrado.

El hecho de dedicar tanto tiempo al enfermo hace que no vea mucho más allá de esa persona y que deje de verse a si misma como una persona con vida propia. Esto puede hacer que se aisle de su pareja, amigos y otros familiares y acabe por perder esas relaciones. Se vuelca de tal manera que apenas hay espacio para nada más y su vida acaba reduciéndose a acompañar y cuidar a la persona con Alzheimer.

La relacion con el enfermo

Esto de por sí ya no es bueno, porque aisla al cuidador. Pero hay que tener en cuenta que un enfermo de Alzheimer tiene mermada su memoria, lo que hace que se olvide incluso de quién es su cuidador, aunque sea un familiar muy cercano. Esa confusión suele venir acompañada de enfado, incluso violencia y estos tienen como objetivo a quien le cuida, porque es con quien está continuamente.

Eso hace que el cuidador pueda caer en depresión por razones varias, porque por un lado puede ver que su vida ha quedado limitada al universo del enfermo, que no hace ni puede hacer otra cosa. Pero por otro no recibe una respuesta positiva de ese a quien cuida, sino todo lo contrario. Puede sentirse infravalorado y atacado en ocasiones, a pesar de lo mucho que se esmere por hacerle más fácil la vida.

Las personas que cuidan a familiares con Alzheimer es fácil que desarrolles problemas como depresiónLas personas que cuidan a familiares con Alzheimer es fácil que desarrolles problemas como depresión

El respiro del cuidador

Todo esto es lo que ha llevado a plantear la importancia de cuidar a los cuidadores, porque acaban por ver mermada su salud. La forma de hacerlo es echándole una mano para que pueda "liberarse" algunas horas o días de ese trabajo de cuidador. Por ello es importante conocer los recursos que ofrecen las administraciones públicas o a los que se puede acceder en el sector privado. Entre ellos encontramos, además de las residencias permanentes o para periodos vacacionales, centros de día o servicios de apoyo por horas.

El tiempo que no se cuida de ese familiar, que lo están haciendo otras personas, el cuidador tiene que aprovechar para hacer actividades que le llenen y a las que habría renunciado si continuara con los cuidados. Además de mantener una vida social en la medida de sus deseos también puede ser recomendable conocer a otras personas en su misma situación, porque son aquellas con las que mejor se pueden entender.

Hablar de la situación, de cómo se siente un cuidador es importante y puede evitar caer en la depresión por el mero hecho de externalizarlo. No puede callárselo por pensar que no tiene derecho a quejarse. Todo lo contrario. Si necesita desahogarse debe poder hacerlo en un entorno seguro y si necesita ayuda debe poder pedirla, ya sea a otros familiares o a servicios externos.

Cuando a un familiar se le diagnostica Alzheimer esto tiene una repercusión importante en el núcleo familiar, aunque está claro que quienes se vuelquen con ellos son los que más van a verse afectados. La vida les va a cambiar, pero lo ideal es que esa modificación sea lo menor posible y que exista una adaptación a las nuevas circunstancias. Es así como se puede evitar que sufran una depresión.

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