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TRASTORNOS

7 términos clínicos de psicología que usamos mal coloquialmente

7 términos clínicos de psicología que usamos mal coloquialmente
Sara Menéndez
Última actualización: 30 Agosto 2018
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Ansiedad, depresión, TOC, bipolar... son algunas palabras que usamos de manera coloquial pero que no significan exactamente lo que creemos.

Aunque en psicología se utilice una terminología específica para referirse a los diferentes estados psicológicos, trastornos, experiencias y sentimientos, somos las personas las que vivimos a diario esas experiencias y nos conocemos bien, pero a veces las podemos llegar a confundir. Es decir, todos hemos estado tristes, o podemos pasar épocas muy malas emocionalmente, pero si hemos oído que la depresión se parece a la tristeza, podemos considerar que estamos deprimidos o incluso pasando por un trastorno de este tipo. Por tanto, soy yo la persona que sufre, o que se siente de una manera exacta, pero no siempre tengo por qué saber ponerle nombre a ese estado.

Así, de manera coloquial tendemos, en ocasiones, a utilizar términos clínicos de manera errónea. El resultado es que entre todos llegamos a difuminar el significado de esa palabra y como consecuencia podemos entorpecer la mejora de personas que sí lo están sufriendo. Estos son algunos ejemplos.

1. "Estoy deprimido"

Comúnmente, decir que estás deprimido ya se asocia a estar triste de manera pasajera, y nadie piensa que esa persona tenga una depresión. Pero sí ocurre que entonces creemos que tener una depresión significa estar muy triste de manera patológica, así que si una persona tiene una época de estado de ánimo muy bajo (por un problema, una muerte cercana, enfermedad, etc.) puede considerar que está pasando por una depresión. Así que luego se puede caer en el error de pensar que las depresiones son pasajeras o se sale de ellas saliendo con los amigos o cuestiones similares. Pero no, el estado depresivo real no se parece en nada a estar triste. Es otro tipo de sufrimiento y bloqueo vital.

La depresión no tiene que ver con pasar una etapa tristeLa depresión no tiene que ver con pasar una etapa triste

2. "Me ha dado el TOC y he tenido que ordenarlo todo"

Ser una persona ordenada, tener manías, o incluso tener muchas manías no tiene relación que sufrir un Trastorno Obsesivo Compulsivo. Pueden ser dos realidades que se muevan en el mismo contínuo (en el menor nivel esta ser algo maníatico y en el mayor, nivel, el TOC), pero hay una línea que separa al trastorno de la conducta más o menos funcional. Además, las personas con un Trastorno Obsesivo Compulsivo no se detienen a ordenar las cosas o a arreglar o equilibrar, simplemente, elementos del entorno que les molestan de manera ilógica. El TOC es mucho más constante, requiere unos rituales específicos, una ansiedad muy grande, se interpone constantemente con el funcionamiento normal de la persona, implica un sufrimiento muy grande y tiene más que ver con los pensamiento de la persona que por el mejor hecho de que moleste o no un libro fuera de sitio.

3. "Le cuesta hablar con la gente, es un poco autista"

Los Trastornos del Espectro Autista son muy llamativos para la población, pero también muy desconocidos. Como siempre, podemos mostrar conductas externas en común a personas con TEA, al igual que a personas con otros tipos de características psicológicas, pero no por ello pertenecemos al mismo. Las personas con TEA tienen que hacer un gran esfuerzo constante en su vida para adaptarse a su entorno, el cual les cuesta mucho entender e incluso comunicarse en él, y les ocurre desde que son niños pequeños. Así como no podemos considerar a las personas con TEA como disfuncionales o incapaces de comunicarse con los demás (tenemos que poner nosotros más de nuestra parte para encontrar un punto de comunicación eficaz entre ambos y no sólo que tengan que ser ellos los que se adapten a las personas sin TEA), no está bien banalizar el autismo usándolo como una característica despectiva hacia una persona. Además, el que a alguien le cueste hablar con los demás es una característica de la persona tan válida como el ser extrovertido, y será esa misma persona quien decida si esto le supone un problema o no.

4. "Tiene un trauma de la infancia"

La palabra trauma es una de las más utilizadas fuera de la psicología. Si bien existen los episodios traumáticos, que pueden desembocar en un Trastornos de Estrés Postraumático (un accidente de coche, presenciar una situación violenta en casa, ser víctima de algún tipo de abuso, etc.), a veces confundimos lo que ocurre. El TEPT no dura toda la vida, pero sí puede dejar secuelas, y entonces sí hablaríamos de una situación truamática que nos ha condicionado. Tanto en niños como en adultos.

Pero ante situaciones estresantes continuas, negligencias en la crianza, estar expuesto a conductas violentas, que te riñan demasiado de niño o pasar mucho tiempo solo, lo que hace es ir modelado el aprendizaje del niño o niña. Lo mismo ocurre en la adultez: vamos conformando nuestra conducta a partir de nuestras experiencias y cómo hemos aprendido a vivirlas e interaccionar con el entorno, pero eso no quiere decir que una persona que ha vivido situaciones hostiles "guarde" un trauma latente en la cabeza como si de un tumor se tratara.

Ser perfeccionista o maníatico no implica tener un TOCSer perfeccionista o maníatico no implica tener un TOC

5. "Me genera mucha ansiedad"

Los nervios y las situaciones de estrés forman parte de nuestra vida. Claro que el estrés continuado es uno de los factores que más daño psicológico y físico que nos puede generar, es una respuesta natural de nuestro cuerpo a las situaciones que percibimos como peligrosas. A veces, en situaciones que vemos como especialmente amenazantes, o que nos generan nerviosismo, hablamos de ansiedad como la respuesta fisiológica que tenemos. Pero no debemos confundir eso con los ataques o estados de ansiedad, o el Trastorno de Ansiedad Generalizada, que se convierte en una fuente de miedos, limitaciones y preocupaciones constante que no nos deja seguir adelante.

6. "Es muy violento, se pone esquizofrénico"

Es muy peligroso y dañino asociar los trastornos psicóticos como la esquizofrenia con al violencia. Como siempre decimos, hay personas con esquizofrenia violentas, personas sin esquizofrenia violentas, personas con esquizofrenia no violentas y personas sin esquizofrenia no violentas. En otras palabras, los estudios han mostrado que no hay una proporción mayor de personas violentas con esquizofrenia que las que no tienen este trastorno. Por ello, cuando a veces "perdemos los papeles" no nos volvemos locos, y las personas violentas no tienen un trastorno mental. Tienen algo peor: resuelven las situaciones que les generan estrés o frustración de manera violenta y esperan que los demás les disculpemos por ello. Además, este tipo de reacciones son socialmente alimentadas porque se asocian a roles masculinos y la mejor manera de que los demás "no pasen por encima de nosotros".

7. "Eres bipolar, no paras de cambiar de humor"

El mito que tenemos con las personas con un trastorno bipolar es que tan pronto están eufóricas, como deprimidas. De ahí que una persona que tiene cambios repentinos de humor le digamos, aunque sabiendo que no tiene ninguna enfermedad, que es bipolar. Por desgracia, este trastorno va mucho más allá, y los episodios de manía y de depresión son muy severos para estas personas, llegando a realizar conductas de riesgo, dificultando su normal funcionamiento a diario, y estos episodios se dan en diferentes fases y con distintas duraciones.

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